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Cervezas y mucho más en Las Palmas
Este fin de semana nos vamos a Las Palmas con Beer Runners. Después de haber visitado A Coruña, Barcelona, Madrid, Zaragoza, León, Sevilla y Valencia damos el salto desde la península para disfrutar de la cerveza y el deporte en las Islas Canarias. Por eso en esta entrada del blog os proponemos una ruta de cañas por la capital de Gran Canaria. ¿Nos acompañáis?
Las Palmas puede presumir de ser la ciudad más grande y más poblada del archipiélago, de su clima -con unos 22 grados de temperatura media anual-, de sus playas, de ser la tierra que vio nacer a Galdós, Javier Bardem, Alfredo Kraus, Juan Negrín… y también de su gastronomía.
En el recetario tradicional canario, el de los palmenses, encontramos platos tan exquisitos como los potajes de jaramagos, los pejines con gofio, el sancocho o los caldos de millo o de papas.
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Hay muchas zonas en las que se puede disfrutar de estos platos y acompañarlos de unas cervezas, no podía ser de otro modo. Desde la ciudad histórica hasta la zona de Tafira, el Monte y sus alrededores o los barrios de San Cristóbal y La Isleta, donde se pueden probar los mejores pescados de la ciudad. Pero nos gustaría detenernos en un sitio en especial: el Mercado del Puerto.
Con una ubicación inmejorable, en el istmo de Santa Catalina, el Mercado del Puerto es un espacio en el que conviven los puestos tradicionales del mercado con nuevos locales de hostelería en los que se puede disfrutar tanto de platos de la cocina canaria ‘de la de toda la vida’ con propuestas más exóticas de gastronomía internacional.
Os recomendamos leer este artículo publicado recientemente en El Viajero sobre el Mercado del Puerto, y visitar su página en Facebook para conocerlo un poquito mejor.
Aquí os dejamos otras sugerencias para ‘cervecear’ en esta ciudad y, sobre todo, os animamos a enviarnos las vuestras: La Marinera. En la playa de Las Canteras, en la zona de la Puntilla, su especialidad es el pescado fresco traído directamente por los pescadores. También en el Paseo de las Canteras está la cervecería Las buenas pulgas, un buen sitio para disfrutar de un aperitivo al lado del mar. En la misma zona de la Peña La Chica están La Guarida y La Barca. Allende (Allende Muelle, Allende Puerto y Allende Triana), tres restaurantes que comparten una cocina excelente. Deliciosa Marta, otro restaurante que apuesta por la cocina elaborada y que se ha ganado al público.
Cómo cargarse una cerveza (III): «Fría no, ¡helada!»
Digámoslo fríamente: la temperatura inadecuada es una de las formas más extendidas de malograr una experiencia cervecera.
En el capítulo anterior nos quedó claro que un verdadero amante de la cerveza querrá la suya con una cantidad adecuada de espuma.
Pues bien, un verdadero amante de la cerveza debería querer tomarla con una temperatura adecuada, no congelada.
Sí, todos sabemos que en España hace un calor tremendo en verano. Y que después de dos horas tomando el sol, cuando uno va al chiringuito lo que le pide al cuerpo es una cerveza lo más fría posible. Pero sin pasarse.
Porque una cerveza, cuando pasa de estar fría a casi congelada, ha perdido toda la gracia; por debajo de los 5ºC, la cerveza esconde su sabor, de manera que nos va a ser muy difícil distinguir sus valores y matices. Además, la cerveza a esas temperaturas tan extremas tampoco genera espuma, y ya sabemos lo importante que es para mantener todas sus cualidades.
Sí, está claro que la cerveza es una de las bebidas más apetecibles cuando tenemos sed y que es una excelente fuente de hidratación pero tomarla como si fuera un refresco más, pensamos que de alguna manera nos quita la posibilidad de disfrutar saboreándola.
Además, cuando decimos que el frío excesivo disimula todos los sabores de la cerveza también hablamos del alcohol. El primer paso para beber con responsabilidad es ser consciente de lo que estás bebiendo. (No olvides que la cerveza SIN siempre es una opción).
Otra costumbre que desaconsejamos es la de pedir la cerveza en una copa o jarra que haya sido previamente metida en el congelador. En este caso, además de matar la espuma y el sabor del líquido, se genera un efecto colateral bastante desagradable. Ocurre mucho, sobre todo si se trata de una jarra cilíndrica: por efecto del frío se forma en la base un disco de hielo-cerveza que, transcurridos unos minutos, se despega y sube hasta la superficie llegando a dificultar el acceso a la bebida. Llegados a este punto, lo que estamos bebiendo no se parece en nada a lo que tenía en la cabeza el maestro cervecero cuando la elaboró.
Si os atrae la cerveza congelada, probad esta receta de helado de cerveza pero a la hora de beberla, es preferible refrescar el vaso con agua y asegurarnos de que el líquido ya sale frío del grifo o de la botella.
Entonces, ¿Cuál es la temperatura ideal para una cerveza?
Cuando hablamos de cervezas ligeras rubias, las que se suelen tomar en verano, una temperatura adecuada estaría en torno a los 6º-4º; lo bastante fría para refrescarnos, pero sin adormecernos las papilas gustativas. Una buena forma de asegurar la cerveza fría es optar por formatos pequeños, como la caña de toda la vida, en lugar de grandes volúmenes que inevitablemente se acabarán calentando, sobre todo en verano.
Luego están las cervezas de mayor cuerpo, más oscuras y aromáticas, que se recomiendan a una temperatura entre 8º y 14º. Aquí hay encontramos otro error grave, y es que a veces se sirven a temperatura ambiente.
Se parte de la base de que en los países nórdicos se consumen así; el error es no tener en cuenta en que no es lo mismo Oslo que Almería. Porque esta temperatura, llamada «de sótano» o «de bodega» es la que encontraríamos en un país como Alemania o Inglaterra: raramente sobrepasaría los 10º 12º, muy por debajo de la temperatura media de nuestro país. Más de una buena experiencia cervecera se ha malogrado por esta mala interpretación.
En Alemania no toman la cerveza caliente, a menos que se quieran, como en el caso del Stacheldbier que consiste en introducir un hierro al rojo en el vaso con el objetivo de caramelizar los azúcares ¡¿?!
En definitiva, la cerveza se disfruta en un rango de temperatura que va desde fresca a muy fría. Ni helada ni caliente. Y lo demás va en gustos.
¡Hasta la próxima!