Ante el frío, amigos, cerveza… Y hygge

Tras estas Navidades tan “primaverales”, finalmente ha llegado el frío y con fuerza. El pronóstico de temperaturas bajas y de ver nieve en las ciudades aumenta, y con ello nuestras ganas de pasar más tiempo en casa. Cambiamos, pues, las tardes con familia y amigos picando algo y tomando una caña en una terraza o los eternos paseos viendo luces navideñas por otro tipo de planes más tranquilos, más recogidos, y sobre todo… ¡más calentitos!

No obstante, quedarse en casa no es sinónimo de renunciar a pasarlo bien en compañía de los tuyos. Todo es cuestión de actitud o -como dicen los daneses- de hygge, ¿no te suena? El hygge es una actitud vital inventada por los daneses que tiene como objetivo maximizar el tiempo libre en el hogar en los momentos del año de más frío. Como en esas épocas se pasa más tiempo en el interior, hay que poner especial atención a cómo pasarlo bien. ¿Quieres seguir esta filosofía? Te ayudamos proponiéndote varios planes. Por supuesto, ¡puedes acompañar todos ellos con tu cerveza favorita y con algo de picar!

Si eres más de picoteo, mantita y serie en pareja, os proponemos que os preparéis un picoteo (¿qué os parecen unas piruletas de pollo cornflakes con reducción de mostaza y miel, unas minipizzas vegetales, y unas tostas de queso crema y salmón?) y que lo maridéis con una buena cerveza y una de las siguientes series. De comedia, os recomendamos un clásico como The Office o algo más actual como Community; de thriller, podéis sumergiros en las distopías de Black Mirror; y de drama, os recomendamos la premiada The Crown.

Si eres más de invitar a tus amigos a casa, os proponemos que acompañéis vuestra comida o cena de vuestra cerveza favorita y alguno de estos tres juegos de mesa fáciles, diferentes y, sobre todo, con risas aseguradas.

Exploding Kittens. Si os apetece un juego rápido y con cierta tensión, os proponemos Exploding Kittens. Los jugadores van robando cartas hasta que a alguien saca una carta-bomba (un exploding kitten), que lo elimina. El objetivo: asegurar tu supervivencia usando estratégicamente las cartas que has acumulado antes de que salga la carta-bomba.

Jungle Speed. Siguiendo con los juegos rápidos y con cierta tensión, Jungle Speed consiste en que todos los jugadores vayan sacando cartas con formas geométricas a la vez hasta que dos -o más- de ellos coincidan. Cuando coinciden, todos deben intentar robar el tótem central. El perdedor recibirá el bloque de cartas que haya ido acumulando el ganador. El objetivo: quedarse sin cartas. Un consejo: ¡apartad vuestras cervezas de la mesa! Con la rapidez, puede haber accidentes.

Dixit. Si, por el contrario, os apetece poneros creativos, este es vuestro juego. Cada jugador tiene 6 cartas secretas con distintas ilustraciones. En cada ronda, un jugador elige una de sus cartas y -sin mostrarla al resto- comparte una idea sobre la ilustración que ha elegido. El resto deberá escoger la carta, de sus 6, que crean que puede encajar con la idea compartida por el primer jugador. ¿El objetivo? Si te ha tocado elegir carta, que al menos un jugador -pero no todos ni ninguno- descubra la carta que has elegido. O, si te ha tocado adivinar, ser el jugador que la adivine.

En cualquier caso, hagáis lo que hagáis, recordad que estáis en casa en buena compañía y protegidos del frío. Ya sabéis, ante el frío, amigos, cerveza… ¡y hygge!

Recetas navideñas para acompañar con una cerveza.

Durante estas fechas tan especiales en las que la familia se reúne y queremos salirnos de los típicos platos tradicionales, muchos se complican con recetas que pueden acabar por estropear un día tan marcado en nuestro calendario. Por eso, para quedar bien sin complicarnos demasiado, te proponemos este pavo al horno con salsa de cerveza que no puede ser más navideño y que, además, no te dejará la cocina patas arriba e impresionará a todos los comensales.

Aunque tus invitados pueden ser más o menos, calcula que esta receta está preparada para unas ocho personas. Necesitaremos:

  • 1 pavo de más o menos 7 kilos
  • 1kg de carne picada, mitad cerdo mitad ternera
  • 2 cebollas
  • 3 zanahorias
  • 200g de pasas
  • 2 manzanas
  • 100g de miga de pan
  • Un chorrito de leche
  • Sal y pimienta
  • Aceite de oliva
  • Una cerveza SIN

Primero preparamos el relleno. En un bol, introducimos la carne picada, la miga de pan, bien remojada en leche previamente, la cebolla, cortada en trozos medianos o grandes, ya que se reducirá durante la cocción, las manzanas, cortadas al mismo tamaño que la cebolla, y las pasas. Añadimos sal y pimienta al gusto y mezclamos los ingredientes con las manos hasta conseguir una consistencia homogénea.

Ponemos el pavo, que habremos macerado en cerveza previamente una o dos horas, en una bandeja de horno, y añadimos algo de sal pimienta y aceite de oliva, esparciéndola sobre el exterior del pavo. Con una cuchara, introducimos el relleno en el interior del pavo, de forma que quede bien apretado.

Echamos un vaso con mitad agua y mitad cerveza sobre el pavo, un poco más de aceite sobre el mismo, y lo introducimos a un horno previamente calentado a 180ºC durante dos horas. Cada 20 minutos, debemos sacar el pavo del horno y regarlo con el líquido en el fondo de la bandeja utilizando una cuchara o un cucharón grande. Si queda poco líquido en el fondo de la bandeja, añadimos un poco de agua, cerveza y aceite de oliva, lo que nos permitirá evitar que el pavo se seque y darle un toque sabroso de forma homogénea.

Pasadas las dos horas y, cuando el pavo tenga ya un exterior dorado, lo retiramos del horno, dejando reposar durante cinco o diez minutos. Aunque ya estará estará listo para servir junto con el relleno, que sirve como guarnición, nos falta lo más importante: ¡la salsa de cerveza!

Añade el líquido sobrante de la cocción en un bol, junto con la otra cebolla cortada en juliana y las tres zanahorias, previamente cocidas. Lo batiremos y salpimentaremos para incorporar en un recipiente al lado del pavo, bien caliente, para quien quiera degustar una salsa para chuparse los dedos.

¿Y para beber? Una Weissbier o una Stout, que son perfectas para acompañar una receta fácil y deliciosa. ¡Esperamos que disfrutéis mucho de este plato!

Cerveceando por Europa: ¿ cómo se toma la cerveza en diferentes países europeos?

De acuerdo con el informe socioeconómico 2021 de Cerveceros de España, en el 2021 se produjeron 41,53 millones de hectolitros de cerveza en nuestro país. Por ello, sabemos que la cerveza es una pieza indispensable dentro de la cultura española. Aun así, la cultura cervecera va mucho más allá de la cerveza: se relaciona con un momento especial en el que nos juntamos con amigos, con familia, en donde podemos disfrutar de compartir momentos y crear nuevos recuerdos, probar una comida especial… por eso, la cultura de la cerveza varía para cada persona y debemos tener en cuenta intereses y afinidades culturales, económicas, ecológicas o geográficas.

La tradición cervecera de cada país nos da muchas pistas de cómo es su gente y del tipo de tradiciones que aún conservan e integran en el día a día. Cerveza especiada o caliente, ingredientes inusuales, momentos curiosos para beberla o procesos que se repiten desde hace cientos de años…. A través de la cerveza podemos viajar, y os proponemos una ruta cervecera por Europa para conocer algunas curiosidades de esta bebida. 

Gran Bretaña

Gran Bretaña es un caso especial ya que tiene una cultura cervecera original y muy variopinta. Por ejemplo, las más conocidas en Inglaterra son las cervezas de fermentación alta, popularmente conocidas como “ales”, que además se sirven a temperatura ambiente. En comparación, en España la lager o pilsner es más popular, usualmente servida a temperatura fría.

En Escocia, una de las mejores variedades de cerveza es la Indian Pale Ale (IPA). La IPA escocesa empezó su producción en 1821 en Edimburgo, cuando cerveceros escoceses empezaron a replicar las cervezas exportadas por el imperio británico a India. Se cree que el agua de Edimburgo le dio el toque especial a la producción de Pale Ales.

 La cerveza galesa destacó en 1854 al empezar a producir cervezas únicamente de malta pálida y lúpulo. También se dice que Arthur Guinness usó una receta galesa de Llanfairfechan para su reconocida Stout negra.

Irlanda

Irlanda, en términos cerveceros, es sinónimo de Guinness, una de las cervezas más conocidas y consumidas del planeta. Esta cerveza negra, una stout, es el símbolo de su cultura cervecera. Contrario al estereotipo comúnmente atribuido a esta cerveza, la Guinness y las stouts en Irlanda no se sirven calientes.

Bélgica

El país cuenta con más de 1.500 variedades de cerveza, por lo que sería imposible describirlas todas y su relevancia cultural queda ya patente. La cerveza trapense es una de las más relevantes en el catálogo belga, cervezas de alta graduación, usualmente entre los 7 y 11 grados, servidas a temperatura ambiente. La cerveza trapense, denominada así porque se fabrica en los monasterios de la Orden de la Trapa, es una variedad especial que solo puede ser oficialmente producida en 14 de los 171 monasterios que existen, y 5 de estos se ubican en Bélgica. También se toman cervezas lámbicas, cervezas de fermentación espontánea, cuyo nombre deriva de la ciudad Leembek, donde se elaboran.

Países Bajos

Es imposible hablar de Países Bajos sin mencionar marcas como Amstel o Heineken, aunque su cultura cervecera va más allá de estas icónicas marcas. En Holanda es famosa la Grolsch, una cerveza rubia que empezó a producirse en 1615, en plena guerra de Flandes. Como dato curioso, allí se fabrica la speciaalbier, una cerveza embotellada fuerte y alta en contenido alcohólico.

Alemania

Aunque el Oktoberfest es el foco de la cultura cervecera alemana, el resto del año también se honra a la cerveza en el país germano con multitud de variedades, formas de preparación y consumo de esta bebida tan arraigada a su cultura. La cerveza más popular y más consumida en el país es, sin embargo, original de la ciudad checa de Pilsen: la pilsner o “pils”.

En la región de Baviera, cuya capital, Munich, alberga cada final de septiembre el Oktoberfest más famoso, encontramos la Munich Dunkel, una cerveza oscura reconocida por el nombre de Münchner. También es común que en cervecerías de Baviera se ofrezca un gran rábano con sal como aperitivo.

Europa está formada por grandes culturas con una forma de entender la cerveza: Polonia, Suecia, Italia… todos unidos por esta bebida que disfrutan a su estilo, que se conoce a fondo cuando viajamos y nos acercamos a sus tradiciones… Y tú, ¿ qué país visitarías por una cerveza?

¡Te traemos a Zzoilo en un concierto en exclusiva en Madrid el próximo 19 de octubre por nuestra campaña “Disfruta Con Cabeza”!

¿Quieres asistir a este concierto exclusivo de Zzoilo en Madrid el 19 de octubre?

¡Sorteamos 10 entradas dobles para que disfrutes de “Zzoilo x Disfruta Con Cabeza”!

Desde Cerveceros de España hemos activado un sorteo en nuestro perfil de Instagram “Zzoilo x Disfruta Con Cabeza” que permitirá a diez ganadores asistir a un concierto exclusivo de Zzoilo el próximo 19 de octubre en la Sala Bardot en Madrid.

Este concierto será el último show de Zzoilo de 2022, en España. El artista, que saltó a la fama tras su remix junto a Aitana “Mon Amour”, se une así a la campaña #DisfrutaConCabeza que refuerza los mensajes de concienciación dirigidos a los jóvenes adultos sobre el consumo responsable.

No te lo pienses más y sigue los pasos que encontrarás en nuestra publicación del perfil de Instagram para participar y optar a ganar una de las diez entradas dobles disponibles para disfrutar de un tardeo inolvidable con cerveza + buena música.

¡Tienes hasta el 17 de octubre para participar!

Consulta aquí las bases legales del sorteo: https://cerveceros.org/uploads/bases-legales-zzoilo-x-disfruta-con-cabeza.pdf

¡Suerte y #DisfrutaConCabeza!

Si quieres saber más sobre consumo responsable y la campaña “Disfruta con Cabeza”, puedes visitar esta web: https://cerveceros.org/disfrutaconcabeza

¿Qué hace que la producción de cerveza sea ecológicamente sostenible?

España es intrínsecamente una nación cervecera, de acuerdo con el Informe World Beer Index 2021. Nuestro país es el segundo mayor consumidor de cerveza per cápita en el mundo y el segundo productor a nivel europeo. La cerveza en sí es un símbolo de enorme valor en la cultura española y también en nuestra industria. Ahora que todos los sectores hacen un esfuerzo por orientarse hacia una sostenibilidad eficiente, cabe preguntarse si el cervecero también lo es. La respuesta es simple: sí y, de hecho, el sector cervecero español es de los más sostenibles del mundo, pero ¿ qué es lo que hace que esta industria nacional sea tan “verde”?

Una de las primeras respuestas tiene que ver con el consumo de agua que se emplea para producir cerveza. De este modo, para conseguir un litro de cerveza en España, se consumen de media entre 3 y 5 litros de agua. Esto, en comparación de los 600 litros necesarios para un litro de zumo de naranja, los 800 del vino, o los 1100 para el café, es una huella hidráulica extremadamente positiva para una industria del tamaño de la española. No solo eso, sino que, además, el sector trabaja en reducir continuamente esta cifra.

Sobre el packaging se ha hablado mucho, ya que conseguir una circularidad en los envases y hacerlos realmente sostenibles trae consigo muchas implicaciones y dificultades técnicas para un producto delicado como es la cerveza. Por eso, la industria cervecera española comercializa cerca de un 80% de su volumen de ventas en hostelería en envases que pueden reutilizarse de nuevo.

Finalmente, podemos considerar el uso de la energía y la huella de carbono que deja la producción de cerveza en España; más del 92.4% de la electricidad consumida por la industria cervecera durante la producción es de origen renovable y un 10% de la energía térmica consumida en producción es generada a partir de fuentes renovables.

Todos estos desarrollos son indicativos de una tendencia positiva en la industria para alcanzar el residuo cero en la producción cervecera antes de la próxima década, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. A partir de ahora, todo lo que parece necesario para mantener esta tendencia, y asegurar futuros desarrollos, es la existencia de la demanda cervecera española, y priorizar desarrollos que minimicen la ratio de emisiones de gases de efecto invernadero durante el proceso de producción.


Para gustos, vasos.

Los más cerveceros estarán de acuerdo con que existe un debate sobre qué tipo de vaso es el mejor para beber cerveza. Algunos optan por la jarra, otros por copa, e incluso hay quienes prefieren beber con vaso de tubo… Hoy te explicamos qué vaso es el más recomendado según la cerveza que quieras beber, porque lo cierto es que factores como la espuma, el aroma y el sabor de esta bebida dependen en gran medida del recipiente de donde bebemos.

Pinta

Este tipo de vaso es uno de los más utilizados por los fans de la cerveza. Una de sus ventajas es que está hecho de polipropileno inyectado, un material que lo hace mucho más resistente y por tanto es más difícil que se rompa. Los expertos lo recomiendan a la hora de beber cerveza craft o IPA.

Jarra

El vaso favorito de los maestros cerveceros alemanes, la jarra es ideal para no calentar nuestra cerveza, ya que podemos agarrarla de su asa. Por esa razón, es un vaso perfecto si vas a beber una cerveza con más mililitros de lo habitual.

Vaso pilsner

Tal y como nos dice su nombre, es el vaso perfecto para beber una pilsner. Los expertos también aconsejan beber cervezas ligeras con este vaso porque gracias a su forma es capaz de retener la carbonatación, y por tanto la espuma dura mucho más.

Vaso lager

Al igual que la anterior, su propio nombre nos indica que este vaso es el indicado para beber lager. Es bastante similar al vaso pilsner, pero este es más bajo y ancho. Por ello, retiene aún más la espuma de nuestra cerveza.

Copa

Si quieres apreciar todos los aromas de tu cerveza, la copa es la mejor opción. Su anchura nos permite, además, captar todo su sabor, por lo que se recomienda usarla si vas a beber cerveza con matices fuertes como la ALE. Además, hay muchos tipos de copas, como la snifter, más ancha, o la de forma de cáliz.

Y tú, ¿cuál sueles utilizar para beber cerveza?

Tapas veraniegas

El verano está a la vuelta de la esquina y con ello llegan nuevos planes, así como formas diferentes de comer. Aquí te dejamos algunos platos fresquitos, que acompañados por una cerveza, son la mejor opción para esas salidas y tapas con amigos.

Tartar de salmón y aguacate

El pescado es uno de los imprescindibles del verano, ¿y qué mejor que este tartar de salmón y aguacate? Este plato, que te recomendamos que acompañes con una IPA, es muy sencillo de elaborar, aunque es una opción cada vez más presente en bares y restaurantes. Además, hay muchas maneras de tomarlo, ya que el salmón se puede macerar de diferentes formas.

Gazpacho de sandía

El gazpacho de sandía, que se elabora con los mismos ingredientes que el gazpacho tradicional solo que incorporando esta fruta, es una opción muy apetecible para este verano, ideal para empezar una buena comida. Si además lo acompañas de tu cerveza favorita, es el aperitivo ideal ahora que llega el calor.

Carpaccio de ternera

Para los amantes de la carne no hay nada mejor que un carpaccio de ternera en verano. Este plato, además, puedes realizarlo a tu gusto. Por ejemplo, una buena manera de degustarlo es con lascas de parmesano y rúcula. Una lager bien fresquita es la mejor acompañante para este plato tan rico.

Ensaladilla rusa

Un clásico estival, la ensaladilla rusa no puede faltar en ningún aperitivo veraniego. Nada mejor que combinarla con un trozo de pan para rebañar, acompañado por amigos y con una cerveza bien fría.

Salpicón de marisco

Otro clásico y que cuenta con multitud de versiones, el salpicón de marisco es una opción muy saludable además de aportar frescor en los días de calor. El salpicón es muy sencillo de elaborar y un plato que no dejará indiferente a nadie. Te recomendamos que lo acompañes de una pilsner o una cerveza con limón para rebajar su acidez.

Está claro que estos 5 platos son ideales para acompañar esas cervezas fresquitas veraniegas, aunque hay muchas opciones más. ¿Cuál de todos es tu favorito?

Las diferentes maneras de pedir una cerveza por España.

España es un país con una gran diversidad cultural. Podemos verlo de muchas maneras, y una de ellas es la forma en la que pedimos una cerveza según el punto donde nos encontremos.

Para empezar, es importante tener en cuenta que la medida de una caña puede variar según la comunidad. Si en Madrid pides una, te la servirán en un vaso de 200 mililitros, mientras que en el País Vasco la cantidad subirá hasta los 350 mililitros. Por ello, si no quieres que te sirvan lo que en Madrid se conoce como una “doble”, debes pedir un “zurito”.

En el caso de Aragón, el nombre también varía: si quieres una caña, pide un “penalti”. Además, Castilla y León, La Rioja y Galicia también comparten nombre, donde una caña es mejor conocida como un “corto”.

Si nos animamos a pedir una cerveza algo más grande, es decir, que supere los 330 mililitros, la manera de pedir también cambia. En Madrid se la conoce como tercio, mientras que en Cataluña es común usar el término “mediana”. Los asturianos y los cántabros, por otro lado, pedirán en su bar una “media”. En cambio, si nos vamos a Andalucía, deberemos decirle al camarero que queremos un “cañón”.

Ya hemos visto que hay multitud de maneras para referirse a la cerveza, pero lo que está claro es que todos compartimos el mismo interés por esta bebida y nos gusta acompañarla de una tapa y compañía. Y tú, ¿ cómo pides una caña?

Cerveza con espuma, ¿sí o no?

¿Cuántos dedos de espuma debe tener una copa de cerveza? Seguramente te hayas hecho esta pregunta alguna vez, y probablemente haya sido objeto de debate en unas tapas con amigos. Pues bien, la respuesta existe: la espuma es un indicador de calidad y sabor de esta bebida.

El nombre técnico de la espuma de la cerveza es giste, y proviene del alemán. Es importante entender que está formada por el gas carbónico que se produce con la fermentación de la cerveza, y, por tanto, según el tipo de lúpulo, malta y cereal que se utilice, podremos encontrar más o menos espuma. Aun así, no en todos los casos la espuma juega el mismo papel, ya que depende de otros factores, por ejemplo, la cerveza de trigo, tiene más espuma que una pilsner.

Sin embargo, sin tener en cuenta la variación de la espuma según el tipo de cerveza, los expertos indican que el giste garantiza la calidad de esta bebida. Si comparamos la espuma entre dos cervezas del mismo tipo, lo cierto es que la que tenga menor calidad se quedará antes sin espuma, lo que quiere decir que las burbujas de dióxido de carbono producidas en el proceso de fermentación se originaron de forma artificial.  El giste evita que nuestra cerveza se quede sin gas, ya que actúa como barrera contra el aire. Ahí también entra en juego la temperatura de la cerveza, ¿cuántas veces has notado que, cuando la cerveza se te queda caliente, el gas desaparece? Cuanto más fría, más aguantará la espuma, y, por tanto, proporcionará más sabor garantizado.

Además, debido a que la espuma está directamente ligada al proceso de fermentación, el giste nos permite que percibamos al máximo todos los aromas de la cerveza, así como los matices de su sabor. En definitiva, son muchos los expertos que coinciden en que una copa de cerveza debe llevar unos 2 dedos de espuma, e insisten en que es clave tirarla bien para conseguir la mejor proporción entre espuma y cerveza. Sin duda, la espuma es símbolo de sabor y cremosidad, así que cuando vuelva a surgir este debate con amigos, ya sabes qué responder.

Historia cervecera: La pilsener lager

En España tenemos por costumbre disfrutar de la cerveza, con dos dedos de espuma, servida a baja temperatura para que sea lo más refrescante posible, con sabor a lúpulo, una graduación de alcohol no superior a los 6 grados, acompañado de algo de comida y siempre en compañía.

En este sentido, la cerveza más común es la tipo Lager. Técnicamente, está caracterizada por una fermentación más pausada con levaduras especiales (de fermentación baja) y que suelen ser almacenadas en bodegas durante un determinado período a baja temperatura –5-10⁰C–con el fin de limpiar las partículas residuales y estabilizar sus sabores. De hecho, este proceso de almacenamiento es la que le da nombre: lager significa “almacenar” en alemán, tierra donde se encuentran sus orígenes.

Así, el tipo de cerveza más popular del tipo lager y la que reúne todas estas características es la Pilsener. Hoy os contamos su historia:

Este tipo de fermentación nace en Baviera en el siglo XV apodándose lagerbier que sería la denominación exacta utilizada hasta finales del siglo XIX para identificar a las cervezas que habían sido fermentadas a baja temperatura y que habían sido sometidas a un proceso de almacenamiento en bodegas subterráneas.

Tal proceso se lograba mediante la excavación de bodegas, llenas artificialmente con hielo de los lagos y ríos próximos, con el objetivo de mantener las bajas temperaturas de la bebida fermentada durante los meses más cálidos. Así funcionaría su proceso hasta principios del siglo XIX, cuando un cervecero llamado Gabriel Sedlmayr, cuya familia regentaba una cervecera en la época, hizo una gira por Europa para mejorar sus conocimientos en la materia donde utilizó algunas artimañas de espionaje industrial-cervecero recolectando en Gran Bretaña –en aquel momento tenían gran fama el proceso malteado de los británicos– pequeñas muestras de mosto fermentado de las distintas fábricas que visitaban que luego les permitiría desarrollar dos nuevos tipos de malta y de cerveza.

La nueva reformulación se expandió por Europa y a mediados de siglo de la mano de Anton Dreher, compañero de Gabriel durante sus incursiones por Europa y cuya familia regentaba una cervecera en Viena, llegó a la capital austríaca con el aliciente de que, con el agua de Viena, se permitía el uso de maltas más ligeras, creando una coloración final de tono ámbar-rojizo.

Sería esta receta la que se iría pasando de ciudad en ciudad, hasta llegar en 1842 a la ciudad de Pilsen donde Josef Groll, cervecero, hizo su propia versión empleando una malta diferente y agua local. El resultado sería una bebida fermentada más suave de sabor que la de Baviera y Viena, además de tener un color dorado y brillante.

Se le denominaría a este nuevo tipo Pilsener y se expandiría rápidamente y con gran éxito al resto de los países europeos hasta convertirse hoy en día en uno de los tipos de cerveza más populares de todo el continente.