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Por San Valentín… cañas y algo más en Madrid, Coruña, Mallorca y Barcelona
Vuelve a ser 14 de febrero y este año os queremos proponer una serie de escapadas románticas de fin de semana que os pueden sacar de un apuro en cualquier momento del año, no sólo en San Valentín.
Nos vamos de fin de semana a Madrid
Pasear por el templo de Debod y ver su atardecer es un plan imprescindible. El viernes puedes ir a cenar pisando arena (sí, en Madrid) en el Ojalá, tiene una carta muy variada – desde ensaladas hasta japonés y parrillada – y lo mejor es que ¡casi todo lo que tienen marida genial con cerveza!
El sábado por la mañana os proponemos dormir hasta tarde e ir a comer al Mercado de San Antón. Allí podréis comprar la comida y subir a la planta de arriba para que os cocinen todo lo que acabáis de comprar. La compañía, terraza, las materias primas y la cerveza: lo mejor del lugar. Por la tarde, relajaos e ir a escuchar jazz mientras os tomáis una cerveza fresquita en el Café Central (Plaza del Ángel, 10) y para terminar el día, elegid una película en la Filmoteca – Cine Doré en la calle Santa Isabel número 3 – y por solo 2,5€ viajarás en el tiempo.
El domingo perdeos por las calles del rastro y acabad la mañana tomando un aperitivo de esos que nos encantan, que se alargue, que no termine nunca, por la Latina. Allí os recomendamos ir a “Juana La Loca” a probar su exquisita tortilla y al “Txirimiri” a probar su rissotto negro siempre acompañado por una buena cerveza.
¡Nos vamos al norte: Coruña gastronómica!
¿Que puede haber más romántico que compartir un buen pulpo á feira con una cervecita en la mejor compañía? Si os decantáis por esta opción, no dejéis de visitar la afamada Pulpeira de Melide, en la que a más de uno se le caerá la baba.
Después de un obligado paseo por la orilla del mar, una buena opción para cenar será Mama Chicó, un restaurante italiano de lo mejorcito de la ciudad.
Porque lo sencillo, triunfa.
Las islas en su máximo esplendor. Mallorca, la gran desconocida.
¿Se te ha ocurrido lo espectacular que puede ser Mallorca en otoño, invierno o primavera? La isla no tiene casi turistas y el clima es perfecto. Lo mejor de todo: las mil opciones que hay para descubrir. Lo principal: alquilar un coche.
Deiá, el pueblo mallorquín que enamora a todo aquel que lo visita. Te recomendamos hacer un alto en el camino y reponer fuerzas, como más nos gusta, con una cervecita en Sa Fonda, debajo de las enredaderas. Si, además, os ha gustado tanto el pueblo que decidis cenar, lo podéis hacer en Sa Cova y para dormir… ¿qué tal La Residencia? Tu acompañante caerá rendido a tus pies y no os querréis mover de allí en días pero hay que seguir. Seguimos la escapada y os proponemos visitar Valldemossa, puedes comer en Can Marió y conocer los alrededores. El Petit Hotel de Valldemossa es una perfecta opción para dormir.
Si aún os quedan fuerzas, acercaos a Palma ciudad, visitad el Bar Bosch y degustad su maravilloso bocadillo caliente de jamón ibérico y queso mahonés, no se nos ocurre mejor manera de terminar la tarde que armonizándolo con una caña.
La bohemia Barcelona
Perderse por las calles del barrio Gótico o del Born y probar una de las exquisitas pizzas de La Pizza del Born con una cervecita, sin duda, es un buen plan para pasar una tarde en Barcelona. Si eres un romántico empedernido, te proponemos subir al Tibidabo en su funicular y cenar con unas de las mejores vistas de la Ciudad Condal.
El Parc Güell y la Sagrada Familia, la Pedrera y pasear por Paseo de Gracia… para por el camino y toma una cerveza de recompensa para coger fuerzas en la Cervecería Catalana de Rambla Cataluña. Si queréis probar las mejores patatas bravas de Barcelona podéis subir a la parte alta de la ciudad y visitar el Bar Tomás, ¡un clásico! Por la tarde, un paseo por el Laberinto de Horta y cenar en un italiano encantador, Il Giardinetto. ¿Dormimos a la orilla del mar en el Hotel W?
Pero lo más importante es hacer que cada momento sea especial, que todos los días sean San Valentín y que la cervecita en el bar de siempre, el momento de cada día, se convierta en el más romántico porque para nosotros no hay nada mejor que tomarnos una caña en buena compañía y disfrutando el momento. El romanticismo es muy subjetivo. ¿Para vosotros, qué situación cotidiana os parece la más romántica?