Algo se muere en el alma, cuando un cervecero se va
Los últimos ya se han tenido que volver a ir, no se podían alargar más las vacaciones. Todos sabíamos que el momento iba a llegar, ¡lo sabíamos!, pero de ahí a que no de penilla… que si un amigo vuelve a Londres, otro a Mannheim, otro a Edimburgo… mezcla globalización y crisis y prepárate para ver a tus amigos esparcidos como tropas del Risk.
Y nosotros que llevábamos todos estos días quedando para tomar unas cañas… pensamos: ¿allí saldrá a tomar algo con los amigos como aquí? Porque ellos te cuentan que tienen también a su gente, incluso vas a verles y les conoces, o les cotilleas el Facebook y les pones cara, pero allí las cañas no son lo mismo. Eso seguro.
- Abroad no les ponen aceitunas y les dejan echar el hueso al suelo en el espacio entre la barra y el… el… ¿reposapiés? ¿para qué sirve esa barra dorada?
- Abroad no pueden llamar “jefe” al dueño del bar, porque quedaría raro
- Abroad no se toman unas cañas el martes al salir del curro
- Abroad no tienen servilletas en las que ponga “gracias por su visita”. Esas servilletas que ni absorben ni limpian “ni ná”, pero agradecen, y eso es bonito.
- Abroad no quedan de cañas con sus colegas de toda la vida. Sólo hace falta ver las fotos. Quedan con un sueco, un alemán, un chino (siempre tiene que haber un chino), ¡y eso es un lujo auténtico! Porque conocen otras culturas, aprenden otros idiomas… pero no pueden estar de cañas e imitar a Chiquito, porque el chino fliparía, o hacer alguna broma de ‘Una altra cosa’ o de ‘Vaya semanita’. Aquí tiene sentido, pero allí…
Y lo definitivo:
- Abroad no hay tapa. Y eso es muy duro. Dramático, incluso. Nada. Ni un platico con su paellita, ni unos sandwichitos, ni unas patatitas. Nada. ¡Unos cacahuetes! No. Nada.
Por eso, estudiantes, trabajadores, turistas… españoles por el mundo en general; aquí va nuestro consejo: no renunciéis a lo bueno. No dejéis de proponer quedar a tomar unas cañas con cualquier excusa, que todos los días haya algo que celebrar. Llevaos la tapa. No hace falta que llevéis al pub un tupper de pulpo a la gallega, pero ¿unas patatillas? Que la alegría impere en vuestras quedadas, que no falte la tertulia.
Y, sobre todo, que volvamos a vernos pronto, con una caña en la mano, y que sólo se note el paso del tiempo en nuestras conversaciones en que tenemos nuevas anécdotas que contarnos para poder disfrutar como siempre.