Cuatro bodas y un sólo verbo: cervecear

Los que están en los veinte y largos y los treinta y pocos sabrán de qué hablamos. Llega el verano y con él, el estrés del qué me pongo y qué regalo. La celebración nos lleva de cabeza y podemos incluso llegar a odiar las conversaciones con los amigos sobre el mono-tema: las bodas.

Pero como siempre, con cerveza todo se lleva mejor y se convierte en nuestra mejor aliada. Y ahora os explicamos por qué:

  1. Porque, aunque tengamos que cuidar la línea para entrar en el vestido que amamos, nunca tendremos que renunciar a los pequeños placeres como la cerveza. ¿La mejor opción? Por supuesto, una Lager Pilsen fresquita acompañada de una ensalada.
  2. Porque cervecear en las terrazas es el momento perfecto para coger ese moreno deseado sin achicharrarnos bajo el sol.
  3. Porque la cerveza es la bebida perfecta para relajarnos después de las eternas discusiones con los amigos y familiares sobre dónde nos sentarán y, más importante, con quién tendremos el gusto (o disgusto) de compartir el enlace.
  4. Porque después de la ceremonia, el placer de saborear una caña nos ayuda a soportar el dolor de pies que provocan los tacones y zapatos imposibles de llevar.
  5. Porque, todos sabemos que, una rubia es la pareja perfecta del rey de los entrantes, el jamón.
  6. Porque invitar a una cerveza es la excusa perfecta para romper el hielo con el amigo o amiga de los novios que hemos fichado nada más entrar.
  7. Porque los novios se merecen celebrar este día al lado de los amigos, los que siempre están ahí. Por eso qué mejor que alzar la copa, brindar con cerveza y desear toda la felicidad del mundo a los que empiezan una nueva etapa y gritar “Viva los novios”.

Así que para todos aquellos que tengáis unos meses repletos de bodas y empecéis a estar cansados, no lo olvidéis: salid a la calle, quedad con los amigos y cervecead antes y durante la boda. Ah! Y después de la boda, porque aunque estemos hartos de las comilonas, los tacones y los regalos siempre nos gusta ver las fotos y recordar los mejores momentos con los que más queremos.

Este verano, brindamos con nuestro deporte.

Desde hace ya algunos años, estamos disfrutando momentos verdaderamente inolvidables, esperemos que no irrepetibles, para el deporte en nuestro país. Es una suerte para los que lo vemos desde casa o en un local, y una justa recompensa al esfuerzo y tesón de los verdaderos protagonistas: nuestros deportistas. Nos hemos llevado tantas alegrías en tantos campos y disciplinas, que casi se nos olvida que no siempre ha sido así.

Si hacemos memoria, seguro que gran parte de esos goles, canastas, sets, hoyos, poles… los hemos celebrado en buena compañía mientras disfrutábamos de una cerveza. Y eso está bien, porque como decimos muchas veces, estamos hablando de la bebida social por excelencia, la que nos une en los grandes momentos

Esa complicidad entre la cerveza y el televidente deportivo no es nueva, ni mucho menos. Remontémonos a aquellos años 50 en los que el televisor era un artículo de gran lujo que costaba el sueldo de varios meses. Si  uno quería ver -aunque fuera en blanco y negro y con interferencias- a Gento, Kubala, Adelardo o Zarra metiendo goles; a Bahamontes ganando el Tour de Francia o a José Legrá repartiendo mamporros, había dos opciones: agolparse con otros transeúntes frente al escaparate de una tienda de televisores, o sentarse en el bar con los amigos para comentar las jugadas al amor de unas cañitas y algo para picar. El que podía, como es de suponer, escogía lo segundo. Y claro, muchas veces lo de menos era el partido; se trataba de compartir unas cervezas, comentar las jugadas y hacer gala de nuestro carácter mediterráneo, abierto, expansivo y dado a la conversación.

Desde entonces y hasta ahora, «quedamos para ver el partido», quedamos «para ver las motos», quedamos «para ver a Rafa»… son frases que anticipan un cerveceo agradable con familiares o amigos, y a medida que el televisor dejó de ser un objeto inalcanzable para la clase media, el hogar ha ido compartiendo protagonismo como sede para las grandes veladas deportivas.

Eso sí; ahora igual que antes la cerveza sigue acompañando a la afición y en muchas ocasiones, la asociamos a nuestros colores. ¿Quién no guarda en la memoria algún momentazo deportivo? Desde luego, motivos de celebración no nos han faltado ultimamente. Todos recordamos dónde y con quién estábamos en esos momentos. Y seguro que también nos acordamos de esa cerveza….

Durante los próximos días y a lo largo del verano, no faltarán ocasiones para reunirnos a animar a nuestros deportistas frente al televisor, y seguro que la cerveza nos acompañará como lo ha hecho siempre, dispuesta para lo que sea; para celebrar la victoria cuando toque, o para hacer menos amarga la derrota…

Compartir todas las emociones de los grandes acontecimientos deportivos mientras degustamos, siempre con moderación, nuestra cerveza favorita, es uno de los pequeños grandes placeres de la vida que merecen la pena.

Aprovechemos este verano deportivo para generar encuentros felices en los que, pase lo pase, siempre saldremos ganando. Y desde Cervecear, deseamos a todos nuestros deportistas que nos sigan dando motivos para brindar por sus éxitos.