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Coleccionando experiencias, coleccionismo cervecero
Es muy probable que alguna vez te haya llamado la atención un posavasos con alguna marca de cerveza, una etiqueta en un botellín o incluso la propia botella. Las marcas de cerveza se esfuerzan por hacer productos creativos y de ahí al coleccionismo solo hay un paso (que se da o no en función del tiempo, espacio e inquietudes que uno tenga).
El coleccionismo cervecero nace cuando las fábricas comienzan a editar objetos coleccionables de publicidad con sus respectivas marcas y logotipos. Existe un término comúnmente aceptado para referirse a estos objetos, la palabra es “Breweriana” (del inglés brewery = fábrica de cerveza), que identifica la especialidad de coleccionismo referente al mundo de la cerveza.
Los coleccionistas de Estados Unidos fueron los primeros en utilizar este término y a través de los años se ha ido expandiendo por todo el mundo. En la actualidad existen multitud de aficionados a esta temática del coleccionismo.
¿Qué objetos se pueden coleccionar? En realidad cualquiera que lleve una marca o logotipo de una cervecera. Desde latas, botellas, etiquetas, posavasos, cristalería, tapones corona y tapones de porcelana; pasando por abridores, espejos, grifos, llaveros, pins e insignias; hasta publicidad en metal (bandejas, placas publicitarias), en papel (anuncios, acciones, calendarios, cartas de juego, postales, carteles, facturas) y en plástico (luminosos).
En realidad, cada uno de los objetos anteriores puede constituir una especialización, estamos hablando de que nadie en su sano juicio puede guardar todas las piezas editadas por todas las marcas, anualmente se editan miles (o millones) de piezas diferentes y hay miles de fábricas en todo el mundo.
Lo habitual es especializarse en algo concreto (posavasos, etiquetas, tapones, latas, botellas, publicidad) y dentro de cada especialización, optar por alguna marca específica, o por las piezas del país donde viva el coleccionista, o de su continente; o de determinados tamaños o tipos de latas o de botellas, o solo botellas serigrafiadas, o solo botellas de etiqueta, o solo latas antiguas, o solo jarras pero no vasos)….el caso es especializarse en algo por problemas de espacio principalmente y por economía de medios (no hay tiempo material para dedicar a todas las ramas, fábricas y países existentes).
Es usual que esta afición pase por varias fases, en ocasiones se empieza guardando únicamente aquello que el coleccionista ha encontrado personalmente, o le han traído amigos o conocidos, o ha comprado en mercadillos o por internet, pero la expansión real viene cuando conoce a otros coleccionistas a través de los Clubs existentes. Entre una fase y otra, antes de la existencia de internet, era habitual que el coleccionista creyera que era la única persona del mundo con esta afición.
Esto mismo creían las siete personas que fundaron la primera asociación, llamada BCCA (Beer Can Collectors of America, actualmente llamada Brewery Collectables Club of America) hasta que se conocieron, allá por 1970. En la actualidad este es un fenómeno global, con Clubs en prácticamente todos los países del mundo. En España, desde 1987 existe CELCE, Club de Coleccionismo Cervecero, con cerca de 400 socios, publica trimestralmente una revista llamada “Celce Magazine” con las novedades aparecidas, y artículos sobre el mundo de la cerveza, y organiza dos reuniones al año, en las que los socios pueden conocerse, intercambiar, comprar y vender cosas.
Desde hace pocos años se organizan reuniones mundiales de coleccionistas, organizadas por todos los Clubs existentes, han tenido lugar en Estados Unidos (2015), Polonia (2017) y en el año 2019 en Argentina.
Coleccionismo cervecero (III)
Siempre decimos que para disfrutar de una cerveza perfecta es fundamental elegir el recipiente adecuado. Y es que el recipiente sí importa. Por eso queremos cerrar esta serie de coleccionismo cervecero hablando de ellos, los recipientes.
El recipiente sí importa
A pesar de que siempre insistimos en que la cerveza se debe servir en un recipiente de cristal fino
porque permite percibir mejor el brillo y el sabor de la cerveza, y que hay que huir de las jarras de cristal o cerámica gruesas, las jarras son unos de los objetos más codiciados entre los coleccionistas cerveceros.
También hay recipientes de vidrio muy populares. En España los más habituales son el vaso de globo y el vaso medio de boca ancha, además de las jarras. Dada la escasa variedad de formatos, la principal diferencia radica en el serigrafiado, que normalmente reproduce la marca de cerveza o en series limitadas que las distintas cerveceras comercializan coincidiendo con el lanzamiento de una nueva marca o la conmemoración de un aniversario.
Además de los recipientes, aunque menos populares, encontramos otra pieza fundamental del coleccionismo cervecero, los grifos. Sin ellos no sería posible disfrutar de una caña de barril. Esa caña bien tirada, fresca, con su dedo de espuma… ¡y ese primer sorbo de cerveza que es uno de los pequeños grandes placeres que alegra nuestro día a día!
Grifos cerveceros
Actualmente la mayoría de los grifos son metálicos, aunque en alguna cervecería todavía se pueden encontrar los grifos de cerámica. Los de madera, muy comunes cuando comenzó a comercializarse la cerveza en barril, ya son casi exclusivos de algunas colecciones. Y del mismo modo que con los recipientes, la principal diferencia entre los grifos radica en la marca de cerveza impresa en estas piezas.
Para terminar os dejamos con una selección de algunas de las piezas más apreciadas por los coleccionistas cerveceros. Si queréis saber más, os animamos a sumergiros entre las páginas de ‘El libro de oro de la cerveza’ (Ed. Turner).
Coleccionismo Cervecero (II)
En el último post terminábamos con la anécdota del anuncio de la cerveza La Mezquita elaborada por El Águila, en la que aparecía un jeque árabe con una jarra de cerveza y la leyenda ‘El Corán lo prohíbe pero es tan exquisita…’ ¿lo recordáis?. Os contábamos que esta publicidad había creado un conflicto diplomático pero no habíamos llegado al final de la historia. Y es que… no hubo más historia porque el asunto se zanjó con la retirada de estas placas. No es de extrañar entonces que esta pieza se haya convertido en un objeto muy cotizado entre los coleccionistas cerveceros. Hoy vamos a seguir hablando de objetos cerveceros de deseo, es el turno de etiquetas, las botellas y latas.
El coleccionismo de etiquetas de cerveza es el más popular y extendido entre los cerveceros. Para encontrar las etiquetas más codiciadas hay que remontarse a finales del siglo XIX y principios del XX, donde aparecen algunas piezas que son verdaderas obras de arte, realizadas con métodos de impresión prácticamente artesanales y dibujadas por auténticos artistas.
A mitad del siglo XX con la aparición de las botellas serigrafiadas surgió un nuevo objeto de colección. Precisamente las botellas serigrafiadas que se pusieron de moda en la España de los años cuarenta, cincuenta y sesenta son las más buscadas porque a diferencia de las etiquetas, se conservan mucho mejor. Estas botellas además solían llevar en el anverso diseños puramente publicitarios, reservando el reverso para los premios obtenidos por una determinada marca o sus cualidades más destacadas
Y otro de los envases característicos de la cerveza, las latas, tampoco podían estar al margen del universo coleccionista. En el restaurante La Fábrica de la Cerveza de Madrid se puede contemplar la lata más antigua del mundo, pertenece a una de las colecciones más importantes de España, la de los hermanos González Rossi. Esta lata se comercializó en 1935 y es de la cervecera estadounidense Krueger. En 1966 apareció en el mercado la primera cerveza española en lata, de la marca Skol, elaborada por la ya desaparecida cervecera La Cruz Blanca.
Un mundo más allá del sabor
La cerveza, además de ser una bebida que se disfruta por su sabor y sus propiedades refrescantes, se ha convertido en objeto de deseo de coleccionistas y ha dado lugar a la creación de una infinidad de presentaciones y objetos relacionados con ella. Consecuencia de la atracción hacia el mundo que rodea a esta bebida nace el coleccionismo cervecero, una parte curiosa y muy original de la cultura cervecera.
El coleccionismo cervecero se da en todo el mundo, los clubes de coleccionistas cerveceros se encuentran por toda Europa y en EEUU nos encontramos con el BCCA (Brewery Collectibles Club of América), el club más importante del mundo en lo que a coleccionismo cervecero se refiere, integrado en la actualidad por más de 4.000 representantes de diferentes países.
España no iba a ser una excepción, las cerveceras desde el principio han generado multitud de piezas representativas que la gente empezó a coleccionar por su belleza estética, por curiosidad o tal vez porque ese objeto cervecero estaba asociado al recuerdo de algún buen momento en compañía compartiendo una cerveza. Las diferentes aficiones particulares tomaron forma de asociación con la fundación del CELCE (Club Español de Coleccionismo Cervecero) creado en 1987 para los coleccionistas de latas de cerveza pero que, hoy en día, reúne a personas tanto de dentro como de fuera de España, interesadas en cualquier tipo de objeto relacionado con la cerveza.
Dentro del mundo del coleccionismo cervecero nos podemos encontrar con un sinfín de objetos susceptibles de ser coleccionados:
Botellas
Las botellas son uno de los objetos más comúnmente coleccionados.
Las más buscadas y apreciadas entre los coleccionistas son las serigrafiadas por su antigüedad y su difícil adquisición.
Pueden estar serigrafiadas por los dos lados: una parte tiene un diseño publicitario o un dibujo curioso, mientras que en el otro lado suelen aparecer los premios obtenidos o las cualidades destacables del producto.
Etiquetas
El coleccionismo de etiquetas es uno de los más extendidos. Sus coleccionistas son muy exigentes con las piezas que forman su colección, sólo aceptan etiquetas intactas; los más exquisitos rechazan cualquiera que haya sido pegada en una botella.
Las más valoradas son las etiquetas de finales del siglo XIX por su impresión semiartesanal en cuyo diseño participaban verdaderos artistas.
El mayor coleccionista de etiquetas de España, Enrique Solaesa con más de 170.000 piezas de las cuales casi 3.000 son españolas.
Cristalería
Los coleccionistas de cristalería distinguen ente distintos tipos de vaso: globo, chato, tubo y jarra tortuga.
Aunque España no destaca especialmente por su calidad de fabricación de recipientes de cristal para cerveza, cabe mencionar el “supervaso” o “copón” de Estrella Dorada de los años setenta que según Pascual Merita, ex-presidente de CELCE: “Brilla con luz propia en la cristalería cervecera de nuestro país, por su belleza y rareza”.
Objetos publicitarios
Existe una creciente tendencia al coleccionismo de objetos publicitarios relacionados con la cerveza que se ha dado a llamar “berweriana”. El CELCE publica una revista semestral para los aficionados españoles a este tipo de objetos publicitarios.
Entre los objetos más solicitados por los berwerianos destacan:
- Posters: Inseparables del Art Nouveau
- Posavasos: se distinguen entre posavasos impresos por una cara, posavasos impresos por ambas caras con la misma ilustración y posavasos impresos por ambas caras con distinta ilustración
- Espejos: piezas casi exclusivas de Gran Bretaña. Los más solicitados son los de hasta mediados del siglo XX pintados a mano por rotulistas y dibujantes.
- Publicidad impresa: recortes de los anuncios que salen las revistas y diarios de prensa
Cómo habéis visto, la cultura cervecera más que un hobby es una pasión compartida y estos son sólo un ejemplo de las distintas clases de objetos que un amante de la cerveza puede coleccionar. Quién sabe, a lo mejor después de esta lectura vemos cómo el CELCE incrementa sus socios…