Un viaje al renacimiento de la cerveza en España

Aunque la cerveza nos ha acompañado en esta piel de toro desde tiempo inmemorial, como pudimos ver en la anterior entrada, el renacer de esta bebida en nuestro país está unida a la figura de Carlos I de España (y V de Alemania) y al monasterio de Yuste lugar al que hoy os proponemos viajar desde este blog.

Carlos I, de origen flamenco pero destinado a ser rey de España y emperador, era un gran aficionado a la cerveza, al igual que toda su corte de dignatarios y caballeros traídos de Flandes lo que hizo que la cerveza se convirtiese en una bebida apreciada entre los círculos de poder en el reino más poderoso de su época.

 

Un apetito imperial

Como consumidor de cerveza, a Carlos el «quinto» se le quedaba muy corto… Su sed y su apetito eran tan inmensos como su imperio. Desde luego, no representaba un ejemplo de moderación y consumo responsable, como atestigua Agustín García Simón en su libro «El ocaso del Emperador»:


En el comer ha sido siempre voraz y caprichoso, tan exigente como intemperante. Le Foto de una cerveza de abadía bien tiradaplacen, sobre todo, las empanadas de anguila, que engulle con presura infantil, ingiriéndolas hasta el hartazgo y la indigestión peligrosa. Le seducen las ostras crudas. Le gustan los lenguados, las platijas, las lampreas que le pescan en Sevilla y Portugal […]

Pese a su estado salud, no se priva de guisos salados y muy especiados, bebe ingentes cantidades de cerveza y a los postres le gusta toda clase de golosinas, confituras y melcochas. Luis Quijada da la voz de alarma a Valladolid por este desmán en la comida, recordando a la Corte que encabeza la hija del Emperador que «La gota se cura tapando la boca», contrapunto de una realidad que no hace otra cosa que incitar el desmesurado apetito de Carlos V. 

¡Menos mal que de Carlos I hemos heredado el gusto por esta bebida pero no su ‘apetito imperial’ y hoy disfrutamos de la cerveza dentro de nuestra dieta mediterránea!

La importancia de Yuste en la historia de la cerveza en España

Cuando harto y cansado del mundo, Carlos abdica en favor de su hijo Felipe II, se retira al Monasterio de Yuste allí piensa: «¿Qué mejor lugar que una abadía para elaborar cerveza?». Sus deseos eran órdenes, de manera que hizo instalar una pequeña cervecera dirigida por su cervecero personal, al que desde entonces no le faltó trabajo… Eso significó el principio de una elaboración más cuidada y uniforme del producto, y aunque por el carácter vitivinícola de la España de entonces, la cerveza seguía estando limitada a los círculos nobiliarios, es indudable que se marcó un punto de inflexión en el crecimiento de la afición por la cerveza en nuestro país, hasta el punto de que a finales del s XVI, ya existían varios maestros cerveceros que instalaron las primeras cerveceras, en Madrid y Santander, y se estipulaba que  la bebida debía contener «trigo, cebada, lúpulo, que son los materiales que con ella se hace…»

Aún hoy, esta comarca tiene ecos de la elaboración de aquellas cervezas de abadía elaboradas por los monjes, como podemos ver en esta cata con los protagonistas de «Un país para comérselo».

El monasterio de Yuste

Yuste es el monasterio y casa palacio en el que se alojó y murió Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico tras su abdicación. Se encuentra cerca de la población de Cuacos de Yuste, en la comarca de La Vera, al noreste de la provincia de Cáceres. El convento actual se reconstruyó sobre las ruinas del viejo monasterio que sirvió de residencia al emperador en los dos últimos años de su vida (1556–1558). Fue declarado en 2007 como Patrimonio europeo.

Cuacos y la comarca de La Vera

Desde luego, Carlos I sabía lo que hacía cuando escogió el enclave de su retiro. El monasterio de Yuste se halla en la comarca de la Vera, un paraje en el que la armonía entre la naturaleza, marcada por el agua, y los diferentes núcleos de población, con una arquitectura muy característica, configuran un entorno muy especial.

Un paseo por La Vera podría empezar por Jarandilla de la Vera, para seguir por Villanueva de la Vera, declarada conjunto artístico de interés nacional, disfrutando el entorno de la Sierra de Gredos. Valverde de la Vera, Losar de la Vera y por fin Cuacos de Yuste, y el monasterio, son los hitos de un recorrido que os recomendamos hacer con calma, saboreando cada retazo de historia… y una cerveza de vez en cuando, en recuerdo del emperador más cervecero que se recuerda.