Cerveza y series, series y cerveza

¡Serielizados se ha colado en nuestro blog!

Bueno, más bien ha sido recibido con los brazos abiertos y las palomitas y la cerveza preparadas para hacer un repaso por las series y los momentos cerveceros junto a ellos.

¿Preparados? Allá vamos.


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“What care I how time advances? I am drinking ale today”

Edgar Allan Poe

Sin saberlo, Edgar Allan Poe estableció hace dos siglos la primera relación entre cerveza y series de televisión. “¿Qué me importa a mí cómo el tiempo avanza? Estoy bebiendo cerveza hoy”, dijo el genial escritor estadounidense. Para los que disfrutamos la cerveza, cuando nos la llevamos a los labios y notamos como desciende dulcemente por nuestra garganta sentimos que el tiempo se paraliza y el universo detiene su inexorable expansión hacia la nada. ¿Y no es esa misma sensación la que sentimos cuando devoramos capítulo tras capítulo de nuestra nueva serie favorita sin dar importancia alguna a la hora que es y  al mundo exterior? La cerveza y las series son de esas escasas cosas en la vida que consiguen hacernos olvidar que somos esclavos del reloj, que nos proporcionan un oasis de tranquilidad alejado de las prisas del día a día. Hay muchas series distintas, hay muchas cervezas distintas, y partiendo de esta perogrullada lanzo la hipótesis que trataré en este artículo: hay una cerveza para cada serie y una serie para cada cerveza.

Amigos cerveceros, bien sabemos que una misma cerveza varía mucho dependiendo del momento en que la tomamos, el lugar y el estado de ánimo en que nos encontremos. La cerveza, como el sexo, se disfruta mucho más si el contexto y la compañía son las adecuadas. A mí una cerveza que nunca me falla es la festivalera: verano, buena música, solecito y amigos. Cuántas veces hemos amado a ese héroe que está detrás de la barra aguantando el calor para servirnos una cerveza bien fría a nosotros, sedientos y danzarines asistentes al festival. A nivel de series, quién más se asemeja a esta birra festivalera no es otro que el mítico Duffman de Los Simpson; sus contadas pero siempre inolvidables apariciones en la serie acompañado por dos cheerleaders a cada lado, con música de fondo y un hipnótico movimiento de cadera, siempre consiguen teletransportarme a esas felices jornadas de cerveza y conciertos. Y ya que estamos hablando de la cerveza Duff de Los Simpson, cabe mencionar que se trata de uno de esos maravillosos casos en que un producto nacido en una serie de televisión es comercializado tras el éxito de esta. Desde hace años podemos encontrar cerveza Duff en supermercados de todo el mundo, comprarla y echar un trago para sentirnos durante unos segundos como Homer, Carl, Lenny o Barney (bueno, como Barney mejor no, uso responsable siempre, amigos).

Otra cerveza quizás no tan ociosa como la de los festivales de música pero sí igual de satisfactoria o más es la que nos tomamos después de un largo día de trabajo. Quién no ha llegado cansado a casa y se ha servido un cerveza bien fría para reposar cuerpo y alma, o nada más salir de la oficina se ha dirigido al encuentro de sus amigos en el bar de toda la vida y ha pedido una “¡Caña aquí!” como Amador, Leo, Javi y Vicente en La Que Se Avecina. Precisamente uno de esos bares de toda la vida fue absoluto protagonista de una de las sitcoms más aclamadas de todos los tiempos: Cheers (la versión original americana, no el infecto intento de adaptación española con Resines a la cabeza). En ese mítico bar de Boston las jarras de cerveza circulaban por la barra a la misma velocidad que las agitadas vidas de sus clientes causaban las carcajadas de millones de espectadores al otro lado de la pantalla. Una lástima que Frasier Crane, uno de los personajes más brillantes de la serie y protagonista de un spin off más brillante si cabe, fuera más de vino que de cerveza. ¿Más ejemplos de bares de toda la vida dónde ir a tomar una cerveza en las series de TV? Yo personalmente me quedo con el pub MacLaren’s de Cómo conocí a vuestra madre, compartir cerveza y tácticas de ligoteo con Barney Stinson es uno de esos sueños inalcanzables que todos tenemos. Y no salgamos de las sitcom sin antes recordar la genialidad que Joey de Friends soltó tras ser preguntado si sería capaz de llevar una dieta vegetariana: “Claro, no hay carne en la cerveza, ¿verdad?”. Insuperable.

Y tras la cerveza festivalera y la cerveza afterwork, hablemos de la cerveza familiar. Qué me decís de esas barbacoas familiares en el jardín de tu cuñado con cantidades industriales de carne y niños correteando, donde cerveza en mano nos ponemos al día con nuestra gente más querida y con nuestra suegra también. Uno no se hace adulto hasta que comparte la cerveza en este tipo de encuentros familiares. El mejor ejemplo seriéfilo para este caso en concreto lo encontramos en la serie de animación King of the hill, considerada como una de las series que mejor y con tono más ácido han sabido captar el día a día de las familias americanas de clase media; no es casualidad que en el opening de la serie se vea a los padres protagonistas de esta contemplando la vida mientras echan tragos a su  lata de cerveza.

Sin salir de la animación, me gustaría recordar un excelente capítulo de Padre de familia en que parodian la película Charlie y la Fábrica de Chocolate con una fábrica de la cerveza que suelen beber Peter Griffin y sus amigos, la Pawtucket.

Y el último tipo de cerveza al que me gustaría hacer referencia es la cerveza imaginaria. Me explico. Este concepto se refiere a todas aquellas cervezas que visualizamos en nuestra mente antes de beberlas: llevas veinte minutos corriendo y presa del cansancio tu motivación se convierte en la cervecita que te tomarás una vez duchado; o tras horas estudiando acuerdas contigo mismo que después de un par de horas más de estudio cambiarás la biblioteca por el bar de la facultad y te tomarás una caña para desconectar; es decir, la cerveza es capaz de trascender los sentidos físicos y podemos empezar a disfrutarla en nuestra imaginación antes de ingerirla. Y precisamente eso, una cerveza imaginaria, es de la que hablaremos ahora: la Heisler. Se trata de una marca de cerveza ficticia creada para aparecer en cine y televisión en las escenas que se requiere la presencia de cerveza. De hecho, ha aparecido en series de televisión tan importantes como Me llamo Earl, Dos Hombres y medio, Prision Break o Mujeres Desesperadas.

Tras este repaso queda claro que cerveza y series tienen un estrecho vínculo, y muy humildemente considero probada mi hipótesis inicial de que existe una cerveza para cada serie y una serie para cada cerveza. Así que ahora abriré una birra, pondré un capítulo de una de las doce series que estoy mirando simultáneamente, guardaré el reloj en un cajón y dejaré que el tiempo avance sin más preocupación que disfrutar de dos de mis grandes pasiones al mismo tiempo.

Salud, cerveza y series.

Marc Renton, Serielizados.