Coleccionismo cervecero (I)

El atractivo de la cerveza ha provocado que en torno al placer de disfrutar de esta bebida haya surgido todo un fenómeno coleccionista. Desde que la cerveza comenzó a comercializarse de forma generalizada, las compañías cerveceras se han esmerado no solo en elaborar las mejores cervezas, también en presentarlas en envases variados y originales con los que sorprender a sus consumidores más exigentes.

Son muchas las piezas que han despertado el interés de los coleccionistas, desde las etiquetas a los propios recipientes, pasando por los posavasos, abridores, insignias, calendarios… pero hoy queremos fijarnos en un objeto en particular, las placas esmaltadas de publicidad. Son las piezas publicitarias que empezaron a fabricarse a finales del siglo XIX  y se popularizaron en los felices y locos años 20, ¿cuándo sino?

Objetos de deseo

El atractivo de estas piezas las ha convertido en auténticos objetos de deseo entre los coleccionistas cerveceros. No es para menos, muchos de los dibujos que las decoraron fueron realizados por destacados cartelistas y diseñadores de la época como Alfons Mucha, Cassandre, Leonetto Cappiello, Charles Loupot, Marcellon, Auzolle y Paul Mohr.


Placa esmaltada publicidadCartel de publicidad de cerveza cruz azul

 


La placa de la discordia 

Placa de la cerveza mezquita con la imagen de un jeque

La enorme popularidad que consiguieron estas piezas tampoco escapó a la polémica. Una placa de la cerveza La Mezquita, elaborada por El Águila, a finales de la década de los sesenta provocó un enorme

revuelo entre la comunidad diplomática musulmana acreditada en España lo interpretó como una falta de consideración a su religión y mostró su protesta ante el Ministerio de Asuntos Exteriores.


La placa de la discordia muestra un jeque árabe con una jarra de cerveza en la mano con el siguiente texto: “El Corán lo prohíbe pero es tan exquisita…”

 

¿Queréis saber cómo se resolvió este incidente?

¡En la próxima entrada lo desvelamos!