A orillas de la playa

¿Quién no ha querido dejarlo todo alguna vez y montar un chiringuito de playa? ¡Ay! el chiringo, el quiosco playero, las casetas, la taberna de verano, la terracita del paseo marítimo… son muchos los nombres que designan a ese gran lugar en el que arreglamos el mundo durante las vacaciones y en el que nos gustaría pasar más días al año. Indispensable oasis para combatir el calor en los meses de julio y agosto, cómplice de nuestros mejores momentos playeros y como no, guardián de la cerveza fresquita. Por todo esto y mucho más, hoy le dedicamos nuestro post en el blog.

Ponte en situación: la una del mediodía, cremita en la frente, tus amigos, el ruido de las olas, unas bravas, dos cañitas y una paella encargada para cinco. ¿Se puede vivir mejor? Lo dudamos.

La verdad es que lo hemos hecho todos y en todas las épocas, nuestros padres y abuelos también, sí. De hecho, los orígenes de este mágico lugar se remontan a principios de los años cincuenta, a las playas del litoral catalán, concretamente en Sitges. Y por si no lo sabíais, tiene un pasado literario.

El primer establecimiento que da nombre a todos los demás se inauguró en 1913 con el nombre de ‘kiosket’. Fue a mediados de los años cuarenta cuando un ilustre parroquiano, escritor y por aquel entonces colaborador del periódico La Vanguardia, César González Ruano, sugirió al dueño del local que cambiara el nombre a Chiringuito. Para César era un lugar especial donde encontraba la inspiración para escribir sus novelas y sobre todo, donde disfrutaba en compañía de buenos amigos.

Muchos años han pasado, y muchos otros locales a lo largo de la costa española se han ido abriendo, pero su esencia sigue imborrable. El chiringuito, ya sea de madera o azulejo, con manteles de papel o de tela, es ese sitio donde puedes desconectar, darte una tregua del sol y sobre todo, disfrutar de una cerveza fría y unas tapitas, ya que en el fondo es lo que nos gusta.

Así que ya sabéis, este verano (toalla en mano), no dejéis de acercaros a vuestro chiringuito favorito, porque es el planazo del verano, y no lo decimos nosotros, que ya nos lo cantaba Georgie Dann.