Es tiempo de cervezas

Como cada año, a finales de septiembre le damos la bienvenida al otoño y no es tarea fácil porque lo que en realidad nos gustaría a la mayoría es estirar los últimos rayos de sol y con ellos el verano, ¿a que sí?… Sin embargo, esta estación también tiene muchos encantos y uno de ellos está relacionado con nuestra bebida favorita. Y es que a finales de septiembre es la época de recogida del lúpulo, el ingrediente que aporta a la cerveza su característico sabor amargo. Hoy os vamos a contar cómo es este proceso y os daremos un  motivo más para afirmar que en otoño también es tiempo de cervezas.

LA FLOR DEL LÚPULO

Flor de lúpuloLa lupulina es la parte de la flor que se emplea en la elaboración de la cerveza y que le da su característico sabor amargo, además de aportar otras propiedades, antioxidantes fundamentalmente, y contribuye a la estabilidad de su espuma, a la conservación y al frescor de la cerveza.

Para la elaboración de la cerveza sólo se cultivan las flores femeninas y se utilizan antes de que sean cultivadas.

En España se cultivan cuatro variedades, de las que tres se consideran “super amargas” (Nugget, Magnum y Columbus) y una cuarta (Perle) pertenece a la categoría de aromáticas. La práctica totalidad de la producción nacional se cultiva en la comarca del río Órbigo en León.

LA RECOLECCIÓN DEL LÚPULO

Carga del lúpulo

Durante el primer año, la planta del lúpulo sólo requiere un grado suficiente de humedad en el terreno. En el segundo año, en primavera se poda para que empiecen a crecer los nuevos brotes y en la primera quincena de mayo se procede al entutorado, un proceso por el que se seleccionan seis tallos de entre todos los brotes y se desecha el resto. Así la planta acelera su ritmo de crecimiento y alcanza su altura máxima en junio.

SEPARADO Y SECADO DE LA FLOR

Una vez se recoge la cosecha en septiembre, las flores deben procesarse lo antes posible para evitar que se deterioren. En esta fase las flores se separan del resto de material vegetal en pequeñas explotaciones “caseras” donde colabora toda la familia.

Tras el separado, la flor se somete a un proceso de secado, por métodos tradicionales, para quitar el exceso de humedad.

ENTREGA Y CONSERVACIÓN DEL LÚPULO

Lúpulo envasado

Después del secado, el lúpulo se almacena en las instalaciones de la S.A. Española de Fomento del Lúpulo (SAEFL), de la que los cultivadores de la zona de Carrizo de la Ribera son socios. La SAEFL recoge, pesa e identifica el lúpulo de toda la comarca, que será analizado  en un laboratorio en las propias instalaciones. Finalmente, se extrae la lupulina en “pellets” o comprimidos.

Para garantizar las propiedades del extracto del lúpulo, se envasa al vacío y almacena en las propias instalaciones en neveras-almacén.

Y PARA TERMINAR… UN POCO DE HISTORIA

El origen del cultivo del lúpulo se remonta a 4.000 años a.C. El pueblo babilonio ya cultivaba el lúpulo para elaborar una bebida llamada “sikar”. También se cree que era uno de los ingredientes del «soma», bebida sagrada de la India.

En un primer momento el lúpulo era una más del conjunto de hierbas aromatizantes que se utilizaban para dar sabor a la cerveza. Su uso se generalizó en el siglo IX por razones de higiene y de conservación.

La primera prueba de la producción de lúpulo en nuestro país data de la Edad Media. Del siglo XV son las flores de lúpulo talladas en el friso ornamental de la Capilla del apóstol Santiago de la Catedral de León. Actualmente la ribera alta del Órbigo es prácticamente la única zona de España donde se cultiva esta planta